jueves, 15 de septiembre de 2011

La Misericordia en la JMJ.

En la JMJ a la que acudimos 9 personas de Fuente de Cantos, tuvimos el gusto de vivir momentos inolvidables con gente de otras nacionalidades en la Parroquia de Orcasitas donde nos hospedamos, gracias a el padre Antonio Panea que nos acompañó en la peregrinación.

Durante estos días hemos dado testimonio de fé de una forma diferente a como lo hacemos procesionando por las calles de nuestro pueblo, hemos compartido vivencias e inquietudes con otros jóvenes que nos han hecho cambiar en algunos casos el pensamiento de lo mala que es la juventud y el poco futuro que tenemos, nos han dado un aliento de esperanza y nos han servido para darnos cuenta de que con esta juventud la iglesia y las hermandades al menos en unos años no van a desaparecer.

Así mismo su santidad el papa nos ha invitado entre otras cosas a

Permanecer en el amor de Cristo, arraigados en la fe, aun en medio de contrariedades y sufrimientos.

También nos dijo que “la fe no se opone a nuestros ideales más altos, al contrario, los exalta y perfecciona” hecho que quedó de manifiesto en esos días en los que la felicidad, la paz y el amor reinó por encima del maltrato, el insulto y el desprecio de los que pregonan la igualdad y el respeto.









Por ultimo su santidad del papa en la ceremonia de cuatro vientos nos dijo:

“No se puede seguir a Jesús en solitario. Quien cede a la tentación de ir «por su cuenta» o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él.”

Estas palabras del santo padre a mi me calaron, ya que pienso que las hermandades debemos de tomar buena nota de ello, entre otras cosas porque en demasiadas ocasiones nos damos mas a venerar a una imagen que al propio Jesús presente en la eucaristía. Si las Hermandades vamos por nuestra cuenta corremos el riesgo de caer en la idolatría y el fanatismo y saldríamos a la calle como una cabalgata que no tendría ningún sentido.

Esperemos que estas palabras que Benedicto XVI nos transmitió sirvan para que las hermandades y los jóvenes que formamos parte de ellas sepamos transmitir el verdadero mensaje de Jesús.